Sherlock es un juego de deducción, por lo que es necesario hacer las preguntas adecuadas para resolver el acertijo y descubrir quién es el criminal. Al comienzo de cada juego, los jugadores reciben tarjetas con personajes y cada uno está representado por varios símbolos. Al mismo tiempo, se coloca una carta boca abajo en el centro de la mesa. Este personaje oculto asumirá el papel del asesino y todos querrán saber quién es. Los símbolos difieren de una letra a otra y, a través de simples preguntas, como “¿cuántas pipas tienes?” o “¿cuántos jugadores tienen cartas con lámparas?” se deduce de la identidad del culpable.